
Si no encontramos el camino de regreso a la verdad, el camino de vuelta será mucho más largo ya que nada es más expansivo que la información falsa
Una de las características de la economía actual es la proliferación de encuestas, observatorios, estudios e informes, hasta el punto que los más fiables son aquellos que sacan una media ponderada de los datos, en muchas ocasiones dispares, que ofrecen dichos estudios sobre la marcha de la economía, la confianza del consumidor y un largo etcétera de temas. La mayoría de estos trabajos afianzan los argumentos de los políticos y economistas institucionalizados. Permítame decirle que no creo que estos datos dado que he podido comprobar que en la mayor parte de las ocasiones son erróneos.
Expongo a continuación algunos ejemplos:
La mentira sobre las pensiones: Europa tiene un enorme problema con las jubilaciones debido a las bajas tasas de natalidad. Alemania no es una excepción, a pesar de los cual difunde el discurso oficial, que, por lo tanto, la mayoría de la gente cree, que las pensiones son seguras y que la edad de jubilación podría baja. En mi opinión, además de falso este es un discurso irresponsable. Sin necesidad de estudio estadístico alguno, sólo hay que fijarnos como a nuestro alrededor muchas personas, cada vez más, tienen que trabajar más allá de los 65 años.
La tasa de desempleo: No sólo parece descaradamente manipulada, sino que lo peor es que su valor informativo es casi nulo. Estaba visitando a un amigo en Madrid que abrió un restaurante y luego descubrió que no podía contratar empleados, por no hablar de los realmente cualificados. Por supuesto, hay muchos desempleados, pero sus cualificaciones y la búsqueda de empleo a menudo no están orientadas hacia el mercado de trabajo. El Estado no ofrece incentivos en éste sentido ni a trabajadores ni a empresas, sino que promete beneficios sociales para más y más gente a la vez que cada vez hay menos trabajadores para financiarlos.
Información sobre el producto: No pasa un día sin tener que ver que las fechas de caducidad de los productos se manipulan, hay ingredientes que no aparecen, o el origen real del producto se esconde. Frente al consumidor se vende un mundo ideal, donde la RSC gana cada vez más peso, pero la verdad es muy distinta y sigue perdiendo terreno.
Internet: Gran parte de la información infinita disponible en Internet simplemente no está verificada; la naturaleza anónima de la Red en realidad fomenta denuncias, rumores y falsedades.
Currículum Vitae: En general, también reflejan la situación más aparente que real: lo escrito y asumido es lo que se considera exitoso o querríamos que fuera. Sólo tienes que comprobar los conocimientos de idiomas que se indican y quedarás atónito. Un profesional de recursos humanos con experiencia ve la realidad que hay detrás, pero luego cae fácilmente en el siguiente error: no responder al solicitante o enviar una respuesta automática generada sin esfuerzo por un ordenador.
Dijo Sócrates: “sólo sé que no sé nada”. Si no encontramos el camino de regreso a la verdad, el camino de vuelta será mucho más largo ya que nada es más expansivo que la información falsa de la que sacamos conclusiones falsas y nos lleva a tomar decisiones erróneas y, por tanto, costosas, basadas en información falsas.
En ese contexto, yo siempre trato -y espero que Vd. no lo encuentro desfasado- satisfacer a todos los clientes y contactos en persona, con el fin de evaluar la situación con sentido común, siendo realistas y, en consecuencia, evitar errores a largo plazo y los costos económicos y de tiempo innecesarios.