No hay duda que el pepino ha hecho su irrupción en las relaciones bilaterales entre los países miembros de la UE. Y, ahora, a pesar de las azarosas circunstancias originales y tal y como están avanzando las investigaciones, una respuesta popular está impulsando la popularidad del pepino mucho más de lo que conseguiría cualquier campaña de marketing.
Como catalán de origen alemán —como me considero a mi mismo—, la situación hace que me siente doblemente triste: a las pérdidas humanas que está causando esta crisis sanitaria, hay que sumar el enturbiamiento de las relaciones bilaterales entre España y Alemania, siempre tan delicadas.
En el historial de desencuentros entre ambos países, el tema sanitario siempre ha sido una cuestión candente.
Hace algunos años, en el transcurso de una recepción, una ministra de Salud alemana loó de forma excelsa el sistema de salud alemán como un servicio de primera clase. En aquella recepción había empresarios españoles y alemanes, y también algún representante del sector sanitario español que no se pudo reprimir y espetó: “El gasto en asistencia sanitaria pública de Alemania es superior al de España, ¿por qué la esperanza de vida en España es seis años superior de media en España respecto a Alemania?” Un silencio se recreó en la malicia que entrañaba esta pregunta.
La alarma provocada por el tema del pepino muestra explícitamente que aún existen grandes recelos y diferencias en Europa, que antes de crear una comunidad europea debería preocuparse en crear una familia europea —algo sobre lo que nadie se ha preocupado nunca, ni han invertido, ni han cuantificado en tiempo—.
Y es así como estas epidemias, una médica y otra de desconfianza, cruzan fronteras. Desde mi punto de vista — un catalán de origen alemán—, debemos hacer algo para superarlas conjuntamente.
Si no lo hacemos, el político alemán seguirá creyendo que todo lo que suena español no va con él —en Alemania usamos la expresión “ésto suena a Español” como el equivalente a “ésto suena a Chino”— y temo que acabe provocando una cruda respuesta homóloga en España: “Vamos, que no valen un pepino”.
I agree but of course this isnt true… another question: what would people do if I won 5 million dollar?