Soy un trabajador invitado y siempre “extranjero”

Dada mi actividad empresarial, estoy constantemente viajando y por lo tanto, casi siempre, soy un “invitado de trabajo”. Como huésped de las personas que me acogen y trabajando en infinidad de países he comprobado que hay, en general, sea cual sea el país, su cultura y sus costumbres, una voluntad de ser hospitalario y de facilitar la relación entre personas generando comodidad. Cuando no se conoce el idioma local o se tiene nociones limitadas de costumbres y cultura del país que se visita la calurosa y amable bienvenida es especialmente de agradecer. Por mi parte intento responder a esta hospitalidad alabando las costumbres, cultura, historia y tradiciones locales así como las innumerables atenciones que recibo de mis anfitriones. 

En un mundo cada vez más globalizado esta actitud es fácil dado que cada vez las diferencias entre latitudes son menores pero existen algunas tendencias que me preocupan que tienden a separar y distanciar personas y para nada facilitan la colaboración y el mutuo entendimiento. Por ejemplo parece que Cataluña y Escocia quieren aislarse, políticos populistas están captando votos en Europa usando eslóganes xenófobos, y Suiza acaba de votar a favor de limitar el acceso a los extranjeros. En Alemania, el recelo hacia ciudadanos rumanos, búlgaros y europeos del este está siendo avivado.

En ocasiones tengo la sensación de no comprender todos los resortes de un mundo que, excesivas veces actúa de forma contradictoria. Por una parte alabamos la globalización y nos beneficiamos de ella: así, queremos conducir coches alemanes, beber vino francés y whisky inglés, vestir relojes suizos y comer comida china o india pero; por otro lado, nos cerramos en nosotros mismos buscando una autarquía que va contra el signo de los tiempos: Seguimos manteniendo altas las barreras en la Unión Europea en muchos aspectos impidiendo así dejar entrar fuerza de trabajo productivo y, al mismo tiempo, se imponen productos no europeos con importantes costes de aduana mientras que se dan subvenciones a la industria local, lo cual, por cierto, no es una praxis exclusivamente europea.

El riesgo de esta actitud es que otros lugares de Europa y el Mundo fuera de la Unión Europea copien este recogimiento de la sociedad y países de la UE sobre si mismos. ¿Qué pasaría si los países no miembros de la UE en Europa Central o Oriental cierran las puertas a los productos de mi empresa en Hagen (Alemania)? Sería un contrasentido que atentaría contra los intereses de los países que así actuaran, dado que en Ambrock hay muchos trabajadores procedentes de esos países. Una situación parecida experimenta Novartis o Roche en Suiza donde el porcentaje de trabajadores extranjeros y las posiciones que ocupan son clave para estas empresas y la economía suiza en su conjunto.

Las dificultades  para conseguir visados para vacaciones y no digamos ya para trabajar, incluso cuando el trabajador es reclamado por un empresa del país de destino, siguen siendo muchas y los procesos complejos. Eso no tiene sentido cuando una llamada entre Londres y Paris o un email es libre.

En mis actividades soy siempre, y en todas partes, un extranjero. Y en ellas, el RESPETO es siempre el enfoque que escojo. Por eso soy un convencido de que JUNTOS y no SEPARADOS, a largo plazo siempre es mejor.

Una respuesta a Soy un trabajador invitado y siempre “extranjero”

  1. Thank you Marc for your thoughts. You have very much expressed my feelings. I consider myself as a modem nomad. During my youth I have been already living in several countries and most of my professional life was either abroad or linked to international business. I am lucky to speak several languages and I feel always very odd to stay in a place where people speak a language I can not understand.
    I was always a guest somewhere, even at home and in my home country. I consider myself as Swiss with international roots and global ties. My dream is a society build on the paradigm of partnership, which means mutual respect and trust. We are all human beings with the same origins. We need a kind of global Ubuntu, which means we are because of all other human beings before us and around us. We are just a drop in the immense stream of human generations.
    My professional life is devoted to innovation; my passion is creation of new things. And I am realizing every day more and more, jointly we have a future, but if work against each other our future becomes uncertain.

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