Espontáneamente, en medio de la conversación con la vicedirectora del Departamento de Relaciones Exteriores de la Cámara de Comercio e Industria de la Federación Rusa en Moscú, este me interpeló directamente:
— Dígame, señor Ambrock ¿Somos tan peligrosos los rusos como nos pintan? ¿Ha visto usted ya a alguno de los oso al acecho que hay en cada esquina?
Obviamente, no es una cuestión de peligro y los osos son escasos en Moscú. La pregunta nos llevó a la conclusión de que más que miedo, es un tema de introversión cuyos resultados avaban desembocando hacia una profunda ignorancia de las costumbres, la cultura, el lenguaje (¡cómo no!) y la historia de este enorme país (o mejor dicho, continente).
Tengo que reconocer que para mí fue un honor de entrevistarme con una mujer de tanto nivel como la Presidenta de la Cámara de Comercio. Más de uno que ahora está leyendo este post se preguntará cómo conseguí, un Don Nadie como yo, en su segundo día en Moscú, tener este contacto. Mi respuesta es simple: si construyes, con calma y sobre seguro, los contactos adecuados, este logro puede llegar más rápido: la confianza es velocidad. De hecho, tengo que reconocer que mi amigo Vladimir Iwanowitsch no solamente posee los contactos correctos, sino que también es honesto de corazón y puedo confiar en él completamente.
Así, tras la entrevista, de noche, justo después de mi regreso al hotel, las cosas empezaron a suceder rodadas y recibí con una llamada de teléfono de la Cámara de Comercio: un banco ruso y una empresa del sector de las energías renovables estaban interesados en citarse conmigo al día siguiente.
Esto muestra claramente que la supuesta ignorancia que plana en las relaciones que muchos empresarios europeos mantienen con Rusia que se plasman en la barrera lingüística y la falta de habilidades de gestión, sin mencionar las diferencias culturales. En Rusia, como en cualquier otro país que forma el Bloque del Este, las diferencias entre las grandes ciudades —St. Petersburgo, Moscú o Novosibirsk— y el resto que conforman este larguísimo país son abismales. La transición gradual del comunismo hacia la economía del mercado libre representa otro reto feroz. Por lo tanto, si los rusos todavía no creen en una marcas o en marketing, es simplemente porque en muchos aspectos, la demanda sigue siendo mayor que la oferta.
A pesar de eso, o más bien precisamente por eso, considero este país anfitrión como un país de grandes soluciones y oportunidades para los negocios. Después de todo, nosotros también queremos ser considerados y respetados.
Por último, si queréis ir a hacer negocios a Rusia, dejadme que os haga llegar un último consejo: Como es habitual tomar una copa de vodka en las celebraciones, uno no debería tener por costumbre exagerar.
Me ha gustado mucho la entrevista efectuada, y creo que es muy profunda y sincera para que los empresarios tengan más confianza a la hora de hacer negocios tanto en Rusia que es mi patria como con empresas rusas en el mundo.
Aprovecho la ocasión para mandar un cordial saludo !
Completly agree With this matter. It,s all about intercultural fences, way of aproaching , gaining confidence and so and so. In fact, a regular problem in many parts of the world. And yes, local support must be the best key to be introduced. Also open mind, worlwide citycenship way of thinking, something named by anthtropologists” cultural relativism”.
Adopt customs, make them yours to have the right to evaluate them, compare and improve.